A propósito de la celebración de la independencia de Chile, me he preguntado si mi conducta ha sido antipatriota.
En este blog he publicado evidencia de mal funcionamiento de instituciones y actuaciones muy desacertadas de funcionarios públicos y empleados de empresas subcontratadas por el Estado para prestar servicios a su nombre.
Usando la Ley de Transparencia he obtenido información que me ha permitido profundizar el análisis.
Creo que es información relevante para la opinión pública, para los ciudadanos.
Al mismo tiempo, estoy al tanto de la crisis económica internacional y como Chile ha logrado destacar en ese plano.
Tengo claro cuan perjudicial es para la imagen de Chile, en un mundo globalizado, visibilizar falencias de sus instituciones. Sin embargo, reitero, considero que los ciudadanos tenemos derecho a que se nos informe y nos den explicaciones cuando corresponde.
Por tanto, la censura de la que han sido objeto las investigaciones y denuncias que he publicado en este blog, me parece una vulneración al derecho de información.
Me hace pensar que, de haber sido posible, los medios no habrían informado del terremoto ni del tsunami, ni de La Polar, ni de Transantiago, ni de los 33 mineros. De haber sido posible, todo ello se hubiera ocultado a la opinión pública. Y eso me parece más grave aún.
Por lo que no considero antipatriota haber publicado esta información, sino más bien considero antipatriota la censura que se le ha impuesto.
Sernac le ha fallado a los consumidores, en diversos aspectos que he cubierto en este sitio, y en lugar de reconocer sus errores y pedir las disculpas que corresponde, ha manipulado información presentándola como logros de su gestión.
Sernac ha traicionado la confianza de los consumidores, de los ciudadanos. Eso, a mi juicio, es antipatriota.
Continuación: http://suplicioalcliente.blogspot.com/2012/10/suplicio-los-incredulos.html